No vivo en el centro, ya lo sé, pero tardo apenas dos minutos en llegar a clase por las mañanas. Eso no tiene precio. Me animé a quedarme cuando Armando dijo que estaba buscando piso, aunque al final nos ha fallado y se ha decidido a quedarse. Yo contaba con poder poner algunas cosas en el salón cuando su mesa de dibujo desapareciera. No ha podido ser, así que sólo me queda acostumbrarme a ella, colocarla donde menos moleste y sea útil. Otra vez será.
Otro tema importante era el de los sofás. Teníamos dos sofás cutres, medio rotos, incómodos y con mal gusto. Uno de ellos estaba muy estropeado porque una chica fuertecita lo había reventado del todo. Hace tiempo que tengo unos sillones estupendos en Madrigal, esperando la ocasión para que me los lleve a 'mi piso', pero como no tengo piso, ahí se quedarán de momento. No iba a comprar unos nuevos, así que me limité a comprar o apañar unas fundas nuevas para los sofás ya existentes.
También coloqué el somier y el colchón de invitados de forma que pudiera usarse habitualmente. Para que mi dormitorio no estallara del todo tuve que colocar mis libros fuera y compré una maravillosa estantería naranja que da el cante muchísimo en medio del clásico salón de 'Cuéntame'.
Unos pocos detalles más y a correr. Tampoco se pueden hacer milagros. Para mi próximo piso será otro cantar.