Monday, March 06, 2006

Party bei Uwe und Jonas

Para ir a una fiesta alemana, primero hay que conocer las normas. Algunas veces me parecen japoneses, porque lo primero que hacen cuando llegan a una casa es descalzarse, sin preguntar. A mí desde el primer momento me ha resultado curioso, porque para mí expresa mucha confianza descalzarse en casa ajena. Pero, por lo visto, aquí no descalzarse es una falta de respeto, porque puedes ensuciar la moqueta y las alfombras con los zapatos de andar por la calle. Así que, si alguna vez vais a una fiesta en casa de un alemán, revisad bien vuestros calcetines, que sean bonitos y nuevos, y limpios, claro. Este es el aspecto de la entrada del piso de Uwe y Jonas, con todos los zapatos mezclados y revueltos con mochilas y abrigos. Hay que tener cuidado, porque la gente acaba tan borracha que pueden confundir tus zapatos con los suyos, aunque sean de distinto par y número. Mucho ojito, no os toque volver a casa a la pata coja...

La fiesta en casa de Uwe y Jonas tenía como fin celebrar el fin de los exámenes. Para mí no había motivo, mis exámenes duran hasta el 22 de Marzo, porque mis asignaturas no son de Urbanismo, sino de Ingeniería. De todas formas, yo le di mi propio significado a la fiesta: la despedida de Andi antes de marcharse a Augsburgo.

Por otra parte, era el reencuentro con los amigos de Andi, que conocí en la otra fiesta que se hizo en diciembre. Desde aquella fiesta no les había vuelto a ver, porque es muy difícil encontrarse con la gente en una ciudad de más de dos millones de habitantes..., a pesar de que algunos de ellos estudian incluso Stadtplanung, como yo. Eso me confirma la suerte que tuve al encontrarme por casualidad a Andi tantas veces en tan pocos días, allá por octubre.

Ya había hecho buenas migas con Jenny, que entiende español muy bien, aunque no lo habla. Su madre es filipina y todavía se nota la cualidad de ex-colonia española. Con Uwe y algunos más también había conectado, aunque más superficialmente. En la fiesta anterior, charlé largo y tendido con un par de chicos muy majos, pero totalmente alcoholizados... La verdad es que fue muy divertido, porque en Alemania como en España, el alcohol ayuda a la gente a hablar en inglés. Y ellos también gritan cuando hablan en otro idioma, jaja....

Esta vez, lo más gracioso fue cómo todo el mundo intentaba demostrarme sus grandes conocimientos de español y de geografía española. Siempre me dicen las mismas chorradas, y ya empiezo a estar un poco harta, en el límite de mi paciencia, así que a veces les tomo el pelo un poco, como supongo que ellos harán conmigo sin que yo me dé cuenta. El chico "San Miguel"y sus amigos hablan un poco de español, porque veranean en España, pero os podéis imaginar qué tipo de frases saben decir: famos a la plaja..., una ferbefa grande, por fafor..., etc.


Por cierto, hubo un momento de tensión, cuando un anormal empezó a tomarme el pelo, diciéndome que p
or qué yo tenía que recibir una beca para estudiar en Alemania, que él quería irse a Japón y que exigía una beca. Le dije que ese no era mi problema, y que preguntara, como la hace la gente normal, para encontrar una beca a Japón. Me dijo que si no me apetecía hablar con él le podía mandar a la mierda, y le dije que no, que no podía, porque mi educación no me lo permite, pero no por falta de ganas... Andi se estaba poniendo de los nervios con el anormal de turno, me dijo que sólo le respetaba porque es amigo de Jenny, y Jenny nos cae muy bien. En fin, así quedó la cosa...

También era la oportunidad para conocer a Cristina, la compañera de Entwurf de Andi del año pasado. Eso fue lo mejor de todo. Cristina y yo enseguida tuvimos la confianza suficiente para hablar un poco de nuestras vidas, y surgió la complicidad típica entre mujeres que no rivalizan por un tío... Cristina me descubrió sus sentimientos por un amigo de Andi, que a a leer este blog, pero no va a entenderlo, espero. Se llama Michi, y me encanta. Junto con Matze, es una de las personas más majas e interesantes que he conocido aquí.

A Michi le conocí en las reuniones a las que Andi asiste para discutir los problemas de la nueva universidad, Hafen City. Son discusiones sobre las diferencias entre arquitectos y urbanistas, y yo me coloco en una mera posición de observadora, aunque pillo el tema de discusión para después cantarle las cuarenta a Andi en casa: ¿Cómo que los arquitectos sólo ven la forma? ¿Cómo que los arquitectos no se preocupan por el impacto social de los edificios?... Por ejemplo, entre otras lindezas que tengo que aguantar cada día, y que ofenden mi orgullo profesional. Del mismo modo, me doy cuenta de que mi visión de la Arquitectura y del Urbanismo es mucho más conciliadora. Ellos ven un problema en compartir universidad y yo veo una oportunidad.

Bueno, al margen de estas discusiones, la fiesta fue muy divertida, nada fuera de lo común, pero divertida. Los chicos siempre intentaban hablar con Cris y conmigo, ya se sabe, una italiana y una española, el calor de Europa... Cristina estaba de reencuentro con los amigos del año pasado, y su alemán es realmente bueno, con un acento muy gracioso que me encanta. Así que las conversaciones eran muy fragmentadas, mezcla en alemán, mezcla en inglés, mezcla en "itañol". Las chicas, por lo general, no son tan abiertas. De hecho, excepto Anke y Jenny, las demás ni siquiera nos miran, al menos a mí. Puede que con Cristina no sea así, porque la conocen más...

Anke es la compañera de piso del año pasado de Cristina. Tiene una personalidad muy fuerte y un carácter muy particular, que aún no llego a comprender. Habla español con un acento muy gracioso, porque lo aprendión en Cuba. Tiene unas ideas muy radicales, comunista, feminista, etc. No sé qué pensar. Cuando cuente la historia del Rotta Flora me entenderéis mejor.

Además, existe un triángulo amoroso muy peculiar entre Cristina, Anke y Michi. Uno está platónicamente enamorado de una, que pasa de él, mientras la otra tiene bien claro lo que quiere, aunque él no lo ve tan claro... En fin.

La cuestión es que estuvimos haciendo estrategia para apartar a un par de petardas, que no paraban de acosar a Michi, mientras la pobre Cris se ponía de los nervios. Creo que la morenita de la foto, la petarda número uno, estuvo liada con Michi, algo así me han contado. El caso es que, mientras yo hablaba con Andi, Cris desesperaba con fuego en los ojos, porque Michi hacía como que no la veía, aunque yo le pillé más de una vez observandola por el rabillo del ojo. Para tres días que Cris iba a pasar aquí, quería aprovecharlos para aclarar su situación. pero no ha sido fácil. Demasiada gente de por medio, demasiada distancia... ¡Fue un marujeo total, lo sé!

Además, me invitaron a la fiesta del sábado en el Rotta Flora, pero eso es otra historia que contaré en otro capítulo...

Por cierto, las fotos no las he hecho yo. Son todas fotos de Jonas, que se pasó toda la noche con la cámara. Ha sido muy amable enviándome todas las fotos por correo. De otra manera, este post no hubiera existido, porque mi cámara se quedó sin pilas y apenas pude disparar un par de fotos. Por eso le doy las gracias, en alemán, para que me entienda bien.

Continuará, con el Rotta Flora y demás, pero sin fotos, qué pena...