Tuesday, January 17, 2006

El regreso: paseo diurno por Valladolid.

Un paseo diurno puede mostrar mejor las maravillas arquitectónicas que encierra esta ciudad tan denostada.

La formidable portada de Las Cadenas de San Gregorio, en continua restauración, no tiene nada que envidiarle a la fachada de la Universidad de Salamanca. En mi opinión, le da mil vueltas a la fachada de San Pablo, la cual es considerada mayoritariamente como la maravilla de Valladolid. Personalmente, no me gusta. Me quedo con ésta.


Con un poco de perspectiva, apenas se aprecia el cartón-piedra que tapa las obras de restauración y que trata de imitar la verdadera visión de la portada. Siempre me he preguntado por qué hay dibujada una mujer con una bolsa de El Corte Inglés, ¿publicidad pagada o un artista de cachondeo?

Una de las características urbanas que más echaba de menos en Hamburgo era la existencia de soportales y patios, especialmente de soportales. Es una gozada poder pasear por una ciudad que esconde un antiguo palacio en cada esquina.


También echaba de menos nuestros enfoscados rojos, nuestras columnas de granito y nuestras estructuras de viguetas de madera con enyesado. Una maravilla constructiva, un placer visual.

Otra de las bellezas de la ciudad es San Benito. La gente suele fijarse en lo blanquita que está la piedra, en lo limpio y ordenado de su entorno y en la amplitud de la plaza que lo precede y que permite una amplia visión del pórtico de entrada. Pero a mí San Benito me gusta por lo que tiene de histórico y de original. Es un Iglesia adosada a un edificio público que anteriormente fue convento. Pero en su origen se trataba de la fortaleza originaria de la ciudad. San Benito era un castillo a orillas del río Pisuerga que servía de broche a la muralla medieval de la ciudad, de la que apenas podemos encontrar unos pequeños restos.




























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