Durante los meses de verano, en Hamburgo se celebran de forma gratuita algunas sesiones de cine al aire libre: Freiluft Kino.
Ayer fuimos a verlo a la plaza del Rathaus. Nos juntamos allí Gesa, Matze, Omar, Andi y yo. Allí la gente se coje unas mantas, unos cojines y mucha cerveza y se tumba, algunos se duermen, esperando la proyección.
No sabíamos con antelación qué película íbamos a ver. En esta ocasión nos sorprendieron con King Kong, pero la antigua, claro, la del año 1933. Yo ya la había visto, por supuesto, pero nunca en alemán, eso es verdad. El resto no la conocían, al menos no esa versión. Estaban todos muy emocionados.
Todos sabemos que el final no es muy feliz para la pobre bestia, y Andi se sintió identificado con el bicho. Durante días va a tener pesadillas, el pobre.
Descubrimos que Andi podía ser el hijo de King Kong y la rubia, una mezcla explosiva. Tiene el cabello de su madre y los gestos del padre, jeje...
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