Tuesday, January 10, 2006

El regreso: segundo capítulo.

El día de la reunión de Erasmus de Valladolid, (por cierto, cosa más inútil no la he visto) el 22 de diciembre, volví a Pucela, para encontrarme allí con los amigos de siempre y comer juntos.














Para no perder las buenas costumbres, Armando, Chema, Pili y yo fuimos a comer al restaurante chino de la calle Santa María. Fue uno de esos encuentros en los que todo el mundo tiene muchas cosas que contar, porque a todos nos habían pasado muchas cosas recientemente, y el contacto en los últimos tiempos no había sido muy fluido. Pili con su nuevo trabajo, en el parque tecnológico de Boecillo, en el que a veces explotan cosas; Armando también con trabajo y luciendo su nueva barba; Chema más guapo que nunca, con cara de haber visto mucho mundo junto en poco tiempo, en Berlín,...; y yo con una nueva relación y un montón de problemas acumulados por no resolver las cosas a su debido tiempo, como siempre.

Estuvimos charlando de lo humano y lo divino, con la pesadrez del tiempo que se escapa siempre presente. La comida fue pausada, algo secundario, cuando la intención era resumir más de tres meses de vidas distintas en cuestión de dos horas. Para aprovechar mejor, alargamos el postre con café y chupito... Como de costumbre.

Y no volvimos a estar juntos los cuatro, porque nuestras vidas cada vez se separan más por el trabajo, las parejas, las distintas ciudades,...

Espero que en Junio volvamos a vernos, en esta ocasión también con Agurtzane, que la echo de menos un montón. En Navidades sólo pudimos hablar por teléfono, pero tenemos que hacer algo juntas, como sea. ¿Qué tal ese Camino de Santiago? Nos está esperando...


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