Thursday, October 27, 2005

El clima se contagia...


Después de llevar ocho largos días en Hamburgo, aún no me he tomado ni una cerveza, ni un café, ni nada. Hay que reconocer que ocho días no son mucho, pero en otras situaciones fueron más que suficientes para entablar nuevas amistades y crear un cierto círculo social. Durante este tiempo me he sentido bastante sola, sin nada a lo que agarrarme. Suelo ser bastante extrovertida, pero las dificultades con el idioma hacen que mi comunicación sea muy limitada y eso me empide conectar con la gente. En cierto modo, creo que doy una imagen muy fría, solitaria y distante.


Por otra parte, el tiempo no acompaña nada. No hace un frío helador, pero el clima es muy lluvioso y siempre se tiene la sensación de que lo mejor que puedes hacer es ir a tu casa a tomarte una sopa caliente.

Ahora entiendo la eficiencia de la cultura alemana, su puntualidad, su dedicación. Es imposible perder el tiempo en las calles, como tanto hacemos los españoles, sin perder la compostura. Si haces a alguien esperar por ti, no lo dudes, acabas de ganar un enemigo. Habrá pasado un mal rato y se preocupará. Cuando le vengas con excusas no las entenderá, porque no hay justificación, a no ser un caso realmente serio.

El clima ayuda a generar ese sentimiento de trabajo, sacrificio y responsabilidad que tan buenos resultados les han reportado. Por otra parte, tampoco puedes refugiarte en nuestros queridos bares y cafeterías, buscando esa vidilla, ese contacto humano tan necesario para sentirse integrado. Para ello tienes que vender un riñón e hipotecar el otro, y rezar para encontrar algún local abierto que no tenga en ambiente demasiado peligroso.


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